

La mujer tenía la mirada fija en el televisor. Finalmente, allí estaba lo que había esperado, una retransmisión vía satélite desde el otro extremo del mundo. En la pantalla aparecían imágenes de dos funerales, uno en Houston y otro en Beverly Hills. De pronto se sintió transportada, a través del tiempo, a la noche en que el hombre que amaba la había sometido a la más infame de las violaciones.
Su madre le dijo que huyera; debía alejarse de su padre: Le dio los pocos dólares que tenía y una dirección en California. Pero lo perdió todo cuando le robaron el bolso. Y, por error, había tomado un autobús que la dejó en El Paso, Texas. Allí conoció a Dany. Era 1952 y ella tenía catorce años. Varios años después, Rachel vivía en Baverly Hills. Tenía otro nombre, otra apariencia y una pequeña mariposa en su piel.