Entre dos mundos: más allá de los trastornos mentales (May González Marqués) Miret Editorial

Licenciada en psicología social en la Universidad Complutense de Madrid, May plantea las fases por las que atraviesa su trastorno y cómo logra convivir con él y conseguir una calidad de vida que va mejorando con su principal antídoto: aceptar la realidad. May, escribe en primera persona Entre dos mundos. Más allá de los trastornos mentales, dándole un ritmo y estilo diferentes, y cuya arquitectura narrativa basa en preguntas que ella misma se plantea y se responde de manera clara y concisa. Hoy, después de años de trabajo, May explica cómo vive con las dos caras de su trastorno: abatida, como ella describe la fase realista, y eufórica su parte menos real.

Entre dos mundos. Más allá de los trastornos mentales se concreta en dos partes. La primera narra las vivencias de la autora desde el momento de la primera crisis; psiquiátricos, medicación, psiquiatras, sanitarios, enfermos, salidas, pensamientos, fases por las que la vida le ha conducido y, por fin, su aceptación. Se hace amiga y colabora con su trastorno con una meta, ser feliz dentro de lo posible como ella dice. Deportista, cuida su alimentación, sus pensamientos; gran amiga de sus amigos, esposa, actriz, ama de casa, escritora, locutora e incansable defensora de la dignidad de los enfermos mentales, explica consciente en la segunda parte del libro, que escribe desde su pensamiento menos realista y en su fase eufórica, el testimonio de las vivencias y pensamientos por los que atraviesa.

Un libro, que a pesar de la dureza de las vivencias que relata, algo fresco hace llegar con fuerza. A partir de la injusticia que le ha tocado vivir y siendo conscientes de que nos puede ocurrir lo mismo, May nos da un ejemplo de lucha por mantener digna su calidad de vida. Entre dos mundos. Más allá de los trastornos mentales, dignifica su vida, alentando al público a conocer sobre el signifi cado real de los trastornos mentales. Pero, sobre todo, aporta al mundo un grito de esperanza y como antídotos el amor, la comprensión y el respeto.