

Bienvenidos a un accidentado erial norteño donde se cree que GAZA es un intelectual decadente, ELVIS sería considerado como un fanático de la comida sana y Kosovo parece un lugar estupendo para pasar en invierno un fin de semana.
Haciendo polvo todo lo que se les pone por delante, los cerriles INVASORES PSICÓTICOS mutilan, descuartizan, destripan y sacrifican con entusiasmo a los polis locales y a los pensionistas, y sólo un hombre puede detenerlos.
Con un aspecto que recuerda el de un poster de OXFAM de niños con lombrices, el cobardica y enclenque VINCE les planta cara. El tipo de este mundo al que menos se podía confundir con dios del sexo está pendiente de la promesa de SHARON de caricias y mamadas vitalicias, pero solo si puede llevar a los Invasores ante la justicia y liberar a los injustamente encarcelados.
Pero se enfrenta a otro problema: uno de los enchironados, el PEQUEÑO JOHNNY, quiere permanecer dentro de su celda y dentro de su maravilloso compañero de celda.
Más enfermizo que un brote del virus Ébola en un orfelinato, más divertido que un ataque con napalm a los Estudios Comic Relief y jalonado por tales actos de indecible ferocidad que harían que Hannibal Lecter vomitara de asco las primeras papillas, los INVASORES PSICÓTICOS están delante de tu cara, bájate los pantalones y pon el culo en pompa como un conejo comemierda que se ha puesto de anfetaminas hasta las orejas.