

Corren los penosos años cincuenta en una ciudad de provincias sumida en la penuria y el olvido. Los integrantes de una peculiar Cofradía --más encaminada a lo etílico y a lo esotérico que a los rigores de la penitencia-- inician una noche una disparatada aventura, dirigida al hallazgo de una mítica fuente de aguas virtuosas, de la que un día bebió, a lo que parece, un eximio canónigo de dilatada memoria.
La aventura de los cofrades marcará la línea simbólica a partir de la cual se abrirá una vía de escape del mundo estrecho y ramplón que les rodea. Y ese será, naturalmente, el tema sustancial de la novela: el enfrentamiento entre la vida real y la imaginaria, la lucha entre el disparate --teñido también de inocencia-- y lo convencionalmente establecido por una sociedad sin imaginación.
A lo largo de toda su obra, Luis Mateo Díez ha ido inventando y construyendo un territorio mítico, una provincia imaginaria universal, que arranca de la memoria y del espacio de su infancia y juventud en los primeros títulos y desemboca en el espacio imaginario de Celama en los últimos.
La fuente de la edad se publicó en octubre de 1986 y obtuvo al año siguiente el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura. Novela de profundas raíces tradicionales y populares, es una fábula jocosa, grotesca y simbólica, que con el pretexto de la búsqueda de una fabulosa fuente que proporciona la eterna juventud, versa sobre la existencia humana, sometida por una parte a la realidad de la materia más vulgar y por otra espoleada hacia los espejismos de la liberación.