
Los que leyeron el cuento de Cenicienta se encontraron con la encantadora historia de un hada que transforma a una pobre niña en princesa para que acuda -en una maravillosa carroza tirada por seis magníficos caballos y conducida por un apuesto cochero- al Baile de la Corte... Hasta aquí no hay nada alarmante. Nada hasta que alguien como David Henry Wilson pone sus manos en esta historia y la reescribe desde el punto de vista de la rata convertida en cochero de Cenicienta. Todo comienza a partir de esa medianoche, cuando nuestro cochero Robert vuelve a adquirir, sólo por unos días, su antigua forma animal, pero con la mente, la voz y las aspiraciones de los humanos.