Descripcion de la realidad socio-politica, cultural y religiosa de la España de los años 50-60 a traves de la experiencia del soldado Sebastian Villegas en su servicio militar.En este libro, en el que el autor trae a escena la aperreada existencia de un soldadito español, poco marcial y nada patriota, en los cuarteles de Es paña, Javier Villan prosigue el rastreo de su memoria sentimental de España, la evocacion desde un lejano yo adolescente de la España de la segunda mitad del siglo XX. La naturaleza politica de una Ejercito vencedor de una guerra civil y su fuerte ideologizacion, la insumision de un recluta con vocacion de desertor, las perplejidades de unos muchachos carentes del sentido de la disciplina castrense, son algunas de las peripecias que se reflejan en este libro.

Javier Villán ha reunido en ' Memoria sentimental' su mirada sobre la España franquista. Cuatro volúmenes, compuestos por sus libros 'Tole, Catole, Cuneta', 'Sin pecado concebido', 'Derecha ¡ar!' e 'Y vinieron las suecas', conforman esta obra que, para el crítico literario Santos Sanz Villanueva "da hondura poética a una crónica colectiva muy triste, aunque con frecuencia haga reír"

Nacido en Torre de los Molinos (Palencia), reside en Madrid desde hace cuarenta años. Poeta y periodista, desempeña en "El Mundo" la crítica de teatro y de toros, práctica habitual en la edad de oro de la crónica taurina que había caído en desuso hasta la aparición del mencionado periódico. En Ediciones Akal ha publicado algunos de sus mejores libros: "Sonetos de la impostura", que lo emparenta con el Quevedo satírico e implacable; "Caneja. Una mirada del siglo XX", un texto en el que, al hilo de la ejecución de una testamentaría, Villán traza la biografía del pintor Díaz Caneja, y, por último, la que acaso sea la obra más ambiciosa del autor, "Memoria sentimental de España", una visión de España desde el final de la guerra del 36 hasta el tardofranquismo de la mano de un pícaro que fue sucesivamente niño de pueblo, seminarista, desertor y, por último, camarero en la costa, cuando llegaron «las suecas» y con ellas una rara libertad.