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«Siempre oí decir, o leí, que los temas a los que he recurrido, una y otra vez, desde que empecé a escribir libros de ficción, eran el amor, la soledad, la enfermedad (la depresión, muy concretamente) y la felicidad. Son temas de todos los tiempos, creo yo, aunque reconozco que la depresión es el más concretamente contemporáneo y que a menudo está muy ligada al humor, o más bien a la ironía, un invento tan moderno como la novela misma, al que Jankielevich definió con gran precisión como la sonrisa de la razón. En fin, creo que bastaría con sentarse y conversar con autores de viñetas humorísticas o de novelas y cuentos cargados de ironía y humor para darse cuenta de que a menudo nada tienen de cómicos esos creadores, y que más bien suelen ser tímidos -hay millones de maneras de ser tímido, es cierto, y van desde el no soltar nunca una palabra hasta el soltarlas todas, me consta- y tristones, muy tristones, por más que nos hagan reír y ver el mundo patas arriba.» (De las «Palabras preliminares» del autor)
Las cuatro secciones del libro están dedicadas respectivamente a la soledad, la felicidad, el amor y la depresión. Salvo la última mencionada, estas secciones están conformadas por artículos independientes entre sí, escritos en un lenguaje que comunica las reflexiones del autor de una manera directa y concisa.
Bryce apoya sus afirmaciones en una amplia cultura libresca, con citas de escritores y pensadores de todo tipo, comenzando por los propios fundadores del ensayo francés, Pascal y Montaigne, hasta autores como Kierkegard, Víctor Hugo, Norbert Elias, etc.