En clave de red : la música del siglo XX (Pedro Mombiedro Sandoval) Alfonsípolis Editorial

En el siglo XX, la música clásica salió de los palacios y de los espacios eruditos para acompañar a los medios de comunicación en su encuentro con el gran público, de ello se beneficiaron la radio, la televisión y, sobre todo, el cine que se abrazó a la música desde las primeras proyecciones. Los creadores musicales, los intérpretes y personajes ligados a este arte en expansión vivieron peripecias y situaciones, reflejo de un siglo de gran progreso, pero a la vez convulso y trágico.

Se trata de una recopilación que  puede leerse como consulta, a modo de diccionario, y que presenta voces dedicadas a compositores, pedagogos, intérpretes y músicos en general, así como algún filósofo, artistas plásticos y algún productor discográfico. Destaca la inclusión de figuras como Wilma Bellas Cozart, Denisse Piazza, Galina Ustvolskaya o Alma Rosé Mahler. Todas las entradas tienen una extensión parecida -o proporcionada- y remiten a otros personajes mostrando su interrelación y convivencia. Con ello se valida la clave de red que bautiza el libro. Discutir los nombres incorporados y los ausentes es estéril porque excede las posibilidades y las intenciones del libro. Mombiedro Sandoval no pretende sentar cátedra. Sólo intenta ofrecer una herramienta accesible y divulgativa al melómano y al público al general en lo que es un poco de culturilla básica. Por cierto, el criterio de orden es alfabético por el nombre de pila, no por el apellido.

Lo mejor del libro es el diagrama, genial y sofisticado, que sintetiza varios campos implícitos en el libro (los polos musicales, música-ética, música-recepción, música-espectáculo y música-traducción). Visual y conceptualmente es extraordinario y sigue  la línea de algunos vídeos de lecciones ilustradas que circulan por youtube. Y, además, justifica la afirmación del autor de que la música del siglo XX vivió entre vasos comunicantes. No obstante, esta afirmación es extensible a todos los siglos en distinta mesura. También se puede discutir la interpretación de “punto final iluminado por la esperanza” en la Quinta de Shostakovitch. La ambigüedad de esa conclusión está sobradamente testimoniada por especialistas y por cualquier melómano que profundice en la obra (pág.70). Igualmente habría que corregir los “Ludwing” asociados a Wittgenstein (pág. 127 y 128. Se escribe Ludwig). Curiosa es la voz “ñ” que no participa de ninguna figura pero es un homenaje a las vicisitudes de tan curiosa letra, tanto en la fonética como en el fonema.

El libro se cierra con una compilación de fotografías con varios de los protagonistas. En un papel añadido se incluye una pequeña fe de erratas que afirma la voluntad de lanzar al mercado un producto de calidad como ejemplifican las particularidades de la edición. La letra es legible y la presentación clara aderezada con algún recurso gráfico en el juego de tinta roja y negra. No hay notas al pie y su lectura es sencilla dada la estructura. Por cierto, del autor no aparece dato curricular alguno. Pero la duda principal que es, ¿era necesario este libro? Seguramente no puesto que el consumidor potencial es escasísimo y encontrará la respuesta en internet rápidamente. No obstante, es un testimonio de la actividad de la democratización en la difusión musical actual y una herramienta de conocimiento que puede ser de puntual ayuda.