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La voz de Álvaro Mutis, considerada como una de las más altas de América, tiene la cualidad de respetar la verdad de la palabra. Mario Benedetti ha dicho del Gaviero: "Mutis inventa a Maqroll el Gaviero como García Márquez a Macondo, Onetti a Santa María, Rulfo a Comala. Maqroll es también una región de lo imaginario, aunque creada mediante un habilísimo montaje de pequeñas y grandes realidades."
El gaviero es el marino que , situado sobre la gavia o vela mayor, otea el horizonte. Ve más que el resto pero no puede ser sus ojos, pues todo lo ve antes y desde otra perspectiva, no transmisible. Por los poemas de Álvaro Mutis yerra su carácter fabuloso, el torrente de lo vivo y lo imaginario, la voz que canta al viaje, que recrea las batallas y las vidas de otros hombres, que recoge los vestigios del amor, que zarpa a la muerte, una voz casi ancestral que celebra la maravilla perdida. Liberados de ataduras formales y de género, los versos de Álvaro Mutis dan fe del inesperado prodigio que obran las palabras, como apunta el poema que cierra el volumen, en manos de «infatuados tribunos ávidos de un poder hecho de sombra y desventura».
A lo largo de más de cincuenta años, sin prisa pero sin pausa, un hombre escribe poemas en los que recoge con devoción los materiales de que están hechos la vida y los sueños: alegrías, males, las venturas y cenizas del amor, insultos y vagas promesas, el vaho que sube de las cocinas; la luz y los sonidos del mar, de la montaña, de la ciudad y del campo; recuerdos de viajes, imaginaciones memoriosas de batallas y de la vida de otros hombres, la voz de los ancestros, todas aquellas cosas, en fin, que agobian con su peso al corazón. A la vez, mira con desasosiego e inquietud los resultados; sabe que cada poema es un paso hacia la muerte, un lento naufragio del deseo. No espera el cielo ni la redención, pero aspira, sí, a dilatar la duda, la conciencia de vivir. Escribiendo poemas, mira transcurrir los días entre el milagro y la miseria, aunque ambos forjan una moneda tan tenue que prácticamente tiene una sola cara. "Poesía: moneda inútil que paga pecados ajenos con falsas intenciones de dar a los hombres la esperanza." ¿Inútil? Ciertamente, los poemas -cuando merecen llamarse tales- nos ayudan a vivir, a habitar el mundo con mayor lucidez, a cruzar el desierto cantando. Álvaro Mutis, capitán de exilios, enfebrecido gaviero, es un hombre que ha dedicado más de dos terceras partes de su vida a la poesía, es decir, a la alabanza de la maravillosa, la pavorosa vida. Ahora tenemos ocasión, gracias a esta 'Summa de Maqroll el Gaviero', indispensable reunión de su poesía, de compartir con él este vértigo de asombros y pesadillas que es el planeta.
Además de los diez libros de poemas que Mutis ha publicado por separado, esta edición incluye aquellos poemas escritos en los últimos años y el ensayo "El mundo ancho y ajeno de Álvaro Mutis", de Ernesto Volkening.