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La segunda entrega del ciclo de Santa María constituye uno de los mejores ejemplos de fragmentación cronológica.
De entre los muchos escritores latinoamericanos que recurrieron a las técnicas de Faulkner, uno de los más destacados en el uso de la cronología fragmentada fue Juan Carlos Onetti.
Juntacadáveres, título que alude al sobrenombre dado a Larsen, su protagonista, a la vista de su empeño en reunir prostitutas en decadencia, es una pieza más en la gran novela que Onetti dedica a Santa María, su territorio mítico, mundo angustiado en el que muchos quisieron ver una alegoría del Uruguay del escritor.
Dos son las principales anécdotas que se nos refieren en Juntacadáveres: las tribulaciones de Larsen para crear un burdel en perfecto en Santa María y las desdichas de Julia en el amor. Así, se nos remite a una acción previa a algunas de las narradas en anteriores títulos del ciclo –La vida breve, Para una tumba sin nombre, y El astillero— estableciendo un juego que seduce poderosamente al lector.