
Para sacudirnos lo obvio, uno puede decir que Don Caniza propone desde el vamos una internación en su propio hospital, allí donde primero se rompen algunas palabras y se restauran y se rompen y se reparan... Claro que todo autor desea algo parecido. Que sus textos, aspirantes a cantas de sirena, susurren veni... zambullite... internate... La odisea es lograrlo. Vengo a dar testimonio que en mi caso, lector exigente, Luces e Hospital lo ha conseguido. Abrí su primera página, me encontré con Viaje y le hice caso. No paré hasta la última estación, que casualmente se llama Guarda.