
En un denso monólogo ceñido entre la dureza expresiva y la ternura. Camilo José Cela relata los días que transcurren en torno al 18 de julio de 1936, festividad de San Camilo. No es una novela de guerra, sino en la guerra, que no se preocupa tanto de reconstruir los hechos históricos como de narrar, latido a latido, las vidas rotas y zarandeadas de las víctimas de aquella gran tragedia.