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Cuadernos de Cultura y Civilización Hispánicas.
El ideal europeísta, fundamentado en la paz, la libertad y el progreso socioeconómico, impulsó definitivamente después de la Segunda Guerra Mundial el proceso de integración europea. El impulso definitivo en el afán europeísta hacia la unidad llegó gracias a un documento elaborado por Robert Schuman. En su célebre «Declaración» del 9 de mayo de 1950, se acordó la «puesta en común de las producciones» de carbón y acero de los países europeos occidentales, empezando por Francia y Alemania; a estos dos países se sumaron rápidamente los tres Estados del BENELUX (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) e Italia. Un año más tarde quedaba constituida la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. A estas instituciones siguieron otras creadas en 1957: la Comunidad Económica Europea y la Comunidad Europea de la Energía Atómica. Al mismo tiempo, la Europa comunitaria fue ampliándose hasta la actual de los Quince. En el caso de España, la adhesión a la Europa unida fue un largo proceso de casi tres décadas desde el inicio de conversaciones en los años sesenta hasta la entrada en vigor del Tratado de Integración: el 1 de enero de 1986. Durante estos años el país pasó necesariamente por la modernización socioeconómica y la instauración de un régimen político constitucional y democrático, homólogo al de las naciones comunitarias.