

Los Diez Mandamientos tal como se explican en este libro no han sido revelados por Dios ni por nadie. Lo cual no es pretender que me los he inventado yo y son mi propiedad intelectual. Salvando la originalidad que pueda haber en algunas formulaciones, los contenidos que expongo los considero patrimonio común de la humanidad, porque corresponden al buen sentir de los legisladores y líderes religiosos de todos los pueblos en los cinco continentes de la Tierra.
Los diez Mandamientos son productos de la experiencia y la observación milenaria de comportamientos humanos en las más variadas circunstancias. Provienen del esfuerzo por entender las inclinaciones y fallos de los seres humanos, en un intento de poner freno a las tendencias perjudiciales a la persona individual y a la sociedad en que vive, establecer barreras a los comportamientos individuales y sociales hacia una convivencia más humana, racional y solidaria. No hay época ni sociedad que no necesite mandamientos. Y la nuestra no es una excepción.