Una escritora confundida, que vive a caballo entre la literatura y los guiones de cine, narra sus experiencias sexuales, a menudo cercanas al onirismo.

La novela tiene como escenarios principales Londres y Nueva York en los tiempos paranoicos posteriores a los grandes atentados terroristas.

La escritora sin nombre, que hará arrancar su historia con la bailarina cubana Canela y con su pareja en la danza, Juan, gitano de Sevilla, contará con ellos y con el resto de personajes que irán poblando la narración una historia de sexo y pasiones, que, sin embargo, admite la autora, habla también de desarraigo y de pérdida. Canela invita al lector a viajar con ella a un mundo personal, cargado de la sensualidad del arte, en el que se refugia del ambiente cruel en el que vive.

En los saltos que da de Sevilla a Londres, de Nueva York a Miami, puntos del globo donde advierte la creciente uniformidad de nuestras vidas, Valdés trata de combatirla "buscando su singularidad a través de la singularidad de sus personajes". "Hay muchas escenas de un fuerte erotismo requeridas por la historia y escritas al estilo de Henry Miller o de Anais Nin", dice en entrevista con Efe Zoé Valdés, para quien "hay momentos en que es el sexo, y no ya los acontecimientos políticos o sociales, lo que puede hacer cambiar el rumbo de una vida".