
A medida que el ser humano avanza en su evolución parece más y más admisible la idea de la superación, y ello en todos los órdenes.
Como ejemplos sencillos podemos poner la cultura mental y la cultura física.
Hace tan sólo unos pocos siglos, la persona nacía en un ambiente ignorante y que, además, tenía una salud escasa, esta condenada al fracaso y, en la mayoría de los casos, a una muerte prematura tras una acelerada y siempre angustiosa depauperación.
Bien sentado esto, no nos queda más remedio que aceptar la premisa básica de William James: El hombre es perfectamente capaz de imponerse a las circunstancias por adversas que sean.