
A las mujeres, sobre todo, les cuesta reconocer las agresiones y expresar abiertamente la ira que generan. No obstante, el manejo creativo y adecuado de un sentimiento tan fuerte es fundamental, tanto para el desarrollo de la personalidad como para nuestro bienestar vital. La autora afirma que la ira puede ser un sentimiento positivo. A partir de estudios de casos del ámbito familiar y laboral propone diversos ejercicios prácticos para sacarle provecho.