

Recreación de un preocupante futuro en el que la libertad es sustituida por la predestinación genética y social.
Una humanidad de señores y esclavos; la tecnología elevada al rango de divinidad; el amor proscrito y el sexo promovido como terapia gimnástica; la libertad anulada por la predestinación genética y social. Un panorama pesimista, ciertamente, pero Aldous Huxley tenía varios modelos de inspiración cuando urdió su inquietante y en algunos aspectos premonitoria visión del futuro. Por desgracia, las tiranías fascista y estalinista hicieron realidad algunas de sus fantasías y, para mayor desgracia aún, ciertos aspectos de Un Mundo Feliz están aún entre nosotros y para quedarse. Sin embargo, la revulsiva obra del autor británico no es una meditación sobre el triunfo de la tiranía, sino sobre la pervivencia del espíritu humano y las posibilidades de la libertad, aun en un entorno hostil. El mundo feliz ejemplifica la cita de Gramsci: es producto de un fundado pesimismo de la inteligencia, pero deja resquicios para el optimismo de la voluntad.