Diario apócrifo de Maciel el travieso (Jabaz) Planeta

Un libro sobre sotanas, necesariamente es de humor negro.

Si se escuchara el ruido que una impostura sacralizada hace al caer y romperse en múltiples pedazos, el ruido sería estentóreo. Pero para aquellos que les toca la dolorosa experiencia de enfrentarse con la impostura del amado, y su efecto a veces inmediato - otras más lento-, en la confianza depositada y ahora aniquilada, el ruido se vuelve insoportable. Pocos personajes han asimilado con tanta acuciosidad eso que el sociólogo P. Bourdieu denomina como "el sentido del juego" en un campo de relaciones sociales. En este caso, en la intersección de los campos religioso, empresarial, educativo y sexual, utilizando con excelencia la investidura sacerdotal católica. Se podrá darle crédito al citado sociólogo francés y decir que en este caso preciso el "habitus hizo al monje".

«Terminado el tiempo de la desacralización del que se promovía como santo en vida, ya no digamos en muerte, llega el tiempo de la parodia. Y Jabaz lo coge al vuelo, siguiendo el adagio que dice: Santo que del cielo resbala, hasta el ridículo no para. Para ello, nos despliega algunas estampas memorables de la santidad interruptus de ese mexicano de exportación que hasta sus más fieles discípulos han terminado por aceptar que murió en olor de impunidad.» Fernando M. González, en el Prólogo

«Ningún nombre ha sido cambiado, pues los inocentes ya han sido suficientemente perseguidos. El Diario apócrifo de Maciel el travieso habla por sí mismo, y apelando a la vasta sabiduría de su protagonista, afirmo: si te vienen a contar cositas malas de mí... manden a todos a volar... y saquen sus propias conclusiones.» Ferdinand de Fraudel, en la Introducción