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El catedrático, cliente fijo desde hace varios años, acaba de acomodarse en el sillón de la peluquería de Windy. Perdone usted, pero digo lo que pienso, soy una persona muy franca. Y Windy comienza a hablar mientras le corta el pelo. Habla de lo divino y de lo humano, como se espera que lo hagan las peluqueras.