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La Habana para un infante difunto (Guillermo Cabrera Infante) Bibliotex Novelas 29

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ISBN: 8481302740

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Estado de Conservación: Nuevo

«Es el cine, precisamente el cine de Hollywood, la séptima musa que inspira al autor y así el epígrafe tomado de King Kong ("Parece que las rubias escasean por estos pagos") es el anuncio de la obsesión que motiva al narrador al principio: la cacería de rubias, verdaderas o falsas y ésa es su perdición aparente. El erotismo aliterante, la paronomasia de los sentidos y la constante comicidad -el autor se declara un comediante paralizado por el miedo escénico- parecen ser las marcas de fábrica de La Habana Para un Infante Difunto, además de la busca nostálgica de una ciudad perdida.»

La Habana para un infante difunto recrea los recuerdos de niñez y adolescencia del narrador o del propio Cabrera Infante, algo que en el fondo carece de importancia pues no afecta a la lectura. La narración arranca en la infancia del protagonista, cuando su familia se traslada desde un pequeño pueblo cubano de la provincia de Oriente hasta La Habana en el año 1941; a partir de ahí el narrador hará un esfuerzo de memoria que se detendrá unos veinte años después, cuando el protagonista todavía es un hombre joven.

En La Habana para un infante difunto, el autor incide, además, en dos de sus pasiones eternas: el cine y las mujeres. El amor por el cine del novelista queda patente a lo largo de esta obra en la que describe cada una de las salas de cine que existían en La Habana y rememora algunas de las películas, actores y actrices que descubre a través de las proyecciones. Además del cine, La Habana para un infante difunto es un auténtico recorrido a través del despertar a la sexualidad de su protagonista y el consiguiente aprendizaje sexual o amoroso desde que es un niño en la pubertad hasta que es un adulto cercano a la treintena.

Al margen de esos temas, digamos, recurrentes en el libro, La Habana para un infante difunto tiene un tercer elemento omnipresente y que es el auténtico protagonista: la ciudad de La Habana.

La Habana para un infante difunto recrea los recuerdos de niñez y adolescencia del narrador o del propio Cabrera Infante, algo que en el fondo carece de importancia pues no afecta a la lectura. La narración arranca en la infancia del protagonista, cuando su familia se traslada desde un pequeño pueblo cubano de la provincia de Oriente hasta La Habana en el año 1941; a partir de ahí el narrador hará un esfuerzo de memoria que se detendrá unos veinte años después, cuando el protagonista todavía es un hombre joven.

En La Habana para un infante difunto, el autor incide, además, en dos de sus pasiones eternas: el cine y las mujeres. El amor por el cine del novelista queda patente a lo largo de esta obra en la que describe cada una de las salas de cine que existían en La Habana y rememora algunas de las películas, actores y actrices que descubre a través de las proyecciones. Además del cine, La Habana para un infante difunto es un auténtico recorrido a través del despertar a la sexualidad de su protagonista y el consiguiente aprendizaje sexual o amoroso desde que es un niño en la pubertad hasta que es un adulto cercano a la treintena.

Al margen de esos temas, digamos, recurrentes en el libro, La Habana para un infante difunto tiene un tercer elemento omnipresente y que es el auténtico protagonista: la ciudad de La Habana.

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Ficha técnica

ISBN
8481302740
EAN13
9788481302745
Autor
Guillermo Infante Cabrera
Idioma
Castellano
Encuadernación
Tela. Tapa dura
Páginas
505
Año
2001
Estado de Conservación
Nuevo