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Ríase con esos personajes que se han ganado a pulso ser protagonistas de los chistes más divertidos.
Es una de las consecuencias de ser famoso. Da igual que seas una aspirante a santa como la Madre Teresa de Calcuta o un chiflado exterminador de seres humanos como Adolf Hitler.
Si eres famoso, tienes ya muchos puntos para que se rían de ti. Y si además eres político, entonces no tienes escapatoria: hagas lo que hagas, vas a ser crucificado a chistes.